La Astrología está presente -se quiera o no- en los ritos, cultos, arquitectura y representaciones iconológicas de cualquier religión. Una Astrología con mayúsculas. A ella he intentado aproximarme en este ensayo.
Libra y Virgo en el friso de San Isidoro de León |
Decía René Guénon que "la doctrina iniciática es, en su esencia, puramente metafísica en el sentido verdadero y original de esta palabra". En este ámbito primordial -"principal", en cuanto relacionado con el Principio-, el orden metafísico puro carece de dualidad al estar "más allá de toda distinción contingente". En este sentido, las diversas ciencias tradicionales relacionales se aplican a diversos dominios contingente y por tanto son de ámbito cosmológico, no metafísico. Pero tales ciencias tradicionales derivan su filiación de la doctrina iniciática pura, de la metafísica. Por tanto, agrega Guénon, "estas ciencias, al estar como supeditadas a los principios metafísicos de los que dependen y derivan por completo y al extraer, por lo demás, de esta relación y de las 'transposiciones' que ella permite todo su valor real, son de este modo, aunque en un lugar secundario y subordinado, parte integrante de la propia doctrina y no añadiduras más o menos artificiales o superfluas". Y ello es así siempre y cuando tales doctrinas cosmológicas tradicionales, partiendo de los principios metafísicos, "consideran primero todo el conjunto de la manifestación universal, y a continuación no hay más que aplicar la analogía a cada grado de manifestación, según las condiciones particulares que definen este grado o este estado de existencia".