martes, 6 de abril de 2010

El templario frey Diego de Ucero en el Camino de Santiago (1)

El siguiente texto forma parte del Capítulo 24 de nuestro "ensayo-novelado" "LOS CÓDICES TEMPLARIOS DEL RÍO LOBOS. LOS CUSTODIOS DEL GRIAL" (libro agotado en Sotabur-Soriaymas).


El barco recaló en Sicilia, la tierra del filósofo Empedocles, cuyas tesis sobre los cuatro elementos que conforman el mundo había estudiado en la escuela catedralicia de Santa María de Osma. Recuperé mi vestimenta, me rapé la cabeza, tiré el viejo cordón de Ucero y me puse en su lugar el que me había dado Ibn al´Arabî, que todavía sigue anudado a mi cintura pese a su deterioro debido al paso de los años.

Busqué el amparo del Círculo en la encomienda que me hospedó. Permanecí allí varios días, que aproveché para escribir las enseñanzas recibidas de Ibn al´Arabî, e hice una copia que entregué a los dos templarios del Círculo que residían en dicha encomienda. El original lo porté conmigo, junto con el poema que me había dado, y tardaría un poco más de un año en ser guardado en el Río Lobos, puesto que me acompañarían durante mi peregrinación por el Camino de Santiago a lo largo de los doce meses siguientes, sirviéndome como lectura a meditar.


Este peregrinaje surgió sin que lo hubiera planeado. Embarqué en dirección a Tarragona y una vez que contacté con el Temple en un convento tarraconense me animó a realizar dicha peregrinación un caballero templario, miembro también del Círculo, llamado Antúnez de la Vega y Ruiz.

 -Los sufíes, caro amigo, peregrinan a La Meca, hacia donde se ha encaminado nuevamente Ibn al´Arabî, según me has comentado. Yo creo, frey Diego, que está escrito en las estrellas que realices ahora la peregrinación sacrosanta a Compostela. Tenemos la posibilidad, además, de acompañar en tal viaje a un grupo de compagnons de la fraternidad llamada Hijos de Salomón llegados de Provenza -me dijo Antúnez.

-Os haré caso pues todo parece estar concatenado y, por otro lado, me resulta muy significativo que pueda realizar este peregrinar mientras Ibn al´Arabî se dirige a la Ka´ba.

-Me congratula tal decisión, frey Diego. El Camino de Santiago, que el Temple está protegiendo, es una gran vía de conocimiento para los que buscamos la gnosis y, de hecho, en el Círculo está recomendada su andadura, y nunca mejor dicho pues a pie hay que hacerlo.

-Y así lo haremos, frey Antúnez; así lo haremos -afirmé.

Aquella peregrinación a Compostela fue totalmente iniciática. Frey Antúnez estaba muy versado en conocimientos del mundo céltico y nuestros seis compañeros de la cofradía Hijos de Salomón -hermandad protegida por el Temple y que nuestra Orden empleaba antes que otras para construir templos y catedrales- nos fueron dando a conocer algunos secretos de su arte y del lenguaje simbólico que empleaban en sus obras.

-Hemos concluido una iglesia en Tarragona y ahora, con el dinero obtenido, podemos realizar el Camino para aprender lo que podamos de lo que otros cofrades nuestros y las fraternidades Hijos del Maestro Santiago y de Soubise hayan construido a lo largo del Camino a partir de Jaca, pues ese será realmente nuestro punto de partida si estáis de acuerdo -nos señaló Martine Marçois, que parecía ser el oficial de mayor rango.

-Lo que vosotros digáis se hará, dado que sois los que conocéis mejor cuáles son los itinerarios a seguir en estos mil Caminos de Santiago que cruzan toda Europa e Hispania -le indicó frey Antúnez.

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