viernes, 9 de abril de 2010

El templario frey Diego de Ucero en el Camino de Santiago (2)

El siguiente texto forma parte del Capítulo 24 de nuestro "ensayo-novelado" de "LOS CÓDICES TEMPLARIOS DEL RÍO LOBOS. LOS CUSTODIOS DEL GRIAL" (3ª ed. 2002- Sotabur-Soriaymas).


Emprendimos la marcha con el amanecer. De vez en cuando se detenían unos días en alguna que otra población para ayudar en la construcción o reparación de alguna iglesia, momentos en los que frey Antúnez y yo observábamos con detenimiento las labores que llevaban a cabo aquellos gremios de constructores. Por la noche les preguntábamos acerca de lo que habíamos visto y nos daban todo tipo de detalles.


A partir de Jaca tales explicaciones fueron contínuas puesto que nos hablaban de las características arquitectónicas y del simbolismo de cada elemento siempre que nos parabamos a contemplar o entrábamos en las iglesias y catedrales con las que topábamos.

Los conocimientos adquiridos durante el Camino y los acontecimientos más importantes que sucedieron los tengo recogidos en un volumen que se guarda en la biblioteca del Altar de San Juan, en río Lobos, que ocupa tantas hojas manuscritas como las que llevo ya realizadas en estas memorias. No es éste el lugar, por tanto, para que me extienda sobre aquel peregrinaje hacia Santiago de Compostela, que llevo en el corazón, pero sí me referiré a algunas cuestiones de forma muy concisa.

-El viaje a Compostela es una actualización del antiguo Camino de las Estrellas, con algunas modificaciones que han llevado a cabo los monjes benitos de Cluny amparando a los compagnons, Hijos del Maestro Santiago y del Maestro Soubise. Los gremios de constructores de todas las épocas lo hemos salvaguardado. Los visigodos, con sus constructores cagots o agotes, de los cuales derivamos los Hijos de Salomón, preservaron el Camino de las Estrellas como sendero de alta iniciación -nos dijo Martine Marçois.

-Por eso existen tantas referencias simbólicas a los grandes dioses y diosas ligures, celtas e incluso nórdicos, en las figuras labradas en canecillos, capiteles, ménsulas y tímpanos -dedujo frey Antúnez.

-Claro está que así es, aunque lógicamente tal hermenéutica la conocemos muy pocos puesto que no todos los que labran las figuras pétreas son conscientes de esa ambivalencia simbólica. Por debajo o por encima, según se quiera ver, de cada escena bíblica o del bestiario que se representa, hay generalmente un mensaje simbólico precristiano. En ocasiones, incluso la forma en que se colocan las extremidades en relación al cuerpo, en una postura determinada, es muy significativa porque pueden estar representando a una runa, es decir, a uno de los signos alfabéticos de los pueblos nórdicos y godos. Cada runa, por otra parte, atrae poderes mágicos y simboliza a dioses paganos -aseguró Martine.

-Tales runas ¿son quizás las que empleáis como signos de picapedreros en los sillares y demás elementos? -pregunté.
-Sí y no. Gran parte de las marcas derivan de runas. Ahora bien, la mayoría de los signos pétreos son firmas de los canteros que han hecho la pieza y son el testimonio de tal labor para el pago de los sueldos que debe cobrar. Hay otras marcas que nos indican en qué sitio y cómo debe colocarse la piedra en lugares muy determinados. Finalmente, hay signos rúnicos y de otras modalidades que tienen un mensaje iniciático de gran contenido simbólico -nos confesó Martine.

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