martes, 8 de febrero de 2011

El Camino de Santiago en "El ángel perdido"

Hoy ha presentado Javier Sierra en Santiago de Compostela su última novela, El ángel perdido, del que hemos hecho una reseña en Soriaymas.

La novela acaba de salir hace poquitos días al mercado y los lectores van a comprobar que la trama de este triller ocultista con rasgos neoteosóficos, tipo Expediente X además, comienza y concluye en la catedral compostelana.

Aviso a los seguidores de este blog de que la interpretación electromagnética-solar que lleva a cabo Javier Sierra de los ascensos celestiales del alma en videntes como Juan de Patmos (plasmada en el Pórtico de la Gloria),  no coincide para nada con las explicaciones teológicas sobre las visiones y audiciones celestiales, ni tampoco con la mía (en la que los arquetipos psicoideos del inconsciente colectivo, los estados múltiples del ser y el Mundo Imaginal, constituyen mis paradigmas como he mostado en mi libro Perdidos en el Mundo Imaginal). Mas cada uno es libre de tener sus propias concepciones al respecto y, cuando se escribe una novela de ficción y realismo-mágico, estamos ante una creación en la que la imaginación ha de ser su directriz.


Sepulcro de Ioan de Estivadas en Sta Mª a Nova de Noia
La protagonista principal de la novela, Julia Álvarez, es además gallega, nacida en Noia, población costera que es -como la catedral de Compostela y su entorno urbano- uno de los escenarios principales donde transcurre la trama de la novela, especialmente en el interior de la iglesia de Santa María a Nova, con tiroteo incluido. Es muy probable que Javier Sierra ha debido releer a Charpentier y a J.G. Atienza (La ruta sagrada), para refrescar datos e hipótesis sobre las marcas lapidarias y el sepulcro del vinatero Juan de Estivas, sitos en esta iglesia, así como sobre la leyenda noequiana de la fundación legendaria de Noia.

Aunque Sierra ha sabido entrelazar la leyenda del Arca de Noé sobre el monte Ararat, la figura humana que soporta el parteluz del Pórtico de la Gloria y la leyenda de Noé en Noia, hecho a faltar las referencias a otras vinculaciones jacobeas entre Armenia y Compostela, e incluso, si se me apura, la tradición de la reliquia de Santiago el Mayor en la catedral armenia de San Jacobo en Jerusalén.

La suposición que hace Sierra acerca del presunto mercantilismo con el que el arzobispo compostelano ordenó derruir la Puerta de la Transfiguración para alzar en su lugar el Pórtico de la Gloria, y el desmerecimiento iniciático y religioso que le confiere a éste en pro de su puerta antecesora, es un punto de vista que incluso ha sido expuesto por intérpretes esotéricos del simbolismo del Camino de Santiago como Jaime Cobrero. No estoy yo en esa línea, como podrá verse cuando se publique mi libro esotérico sobre mi viaje a la Galicia Mágica.

La playa de Langosteira, cerca de Finisterre, también aparece en la novela (páginas 484-485). Igualmente cabe reseñar una breve descripción de la función ritual de todo el conjunto del Camino Francés (página 521). Sierra nos dice que "hasta principios del siglo XII muchos de los que recorrían la Ruta Jacobea eran conscientes de que transitaban por una métafora enorme de la vida" entre Roncesvalles y León, para andar el tramo último, el gallego,como si se correspondiese simbólicamente con el Paraíso, alcanzando su cenit transformador en la catedral, especialmente ante la Puerta de la Transfiguración mientras duró ésta.




Y como complemento:

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