sábado, 6 de febrero de 2010

Catedral de Compostela en el Camino de Santiago (10)

La única portada de la primitiva catedral románica que se conserva en la catedral de Compostela es la del sur, llamada de Las Platerías, magnífica realmente.


La meridional portada de las Platerías conserva en gran parte la estructura e imaginería de la que Amaury Picaud daba cuenta en su Libro de los Peregrinos del Codex Calixtinus hacia 1140. No obstante hay que señalar que, al derruirse la portada septentrional del Paraíso en el siglo XVIII se añadieron en esta portada algunas imágenes, y seis pequeñas figuras de personas fueron colocadas en el friso por orden del canónigo A. López Ferreiro en 1884, provenientes del coro de piedra del maestro Mateo. Así que el impacto visual que aporta todo este conglomerado de imágenes -muchas de ellas en altorrelieve- es, como en Sangüesa, una mezcla de armonía y desarmonía.



El maestro Esteban y su taller son los autores de la primitiva portada de las Platerías hacia el año 1078, según López Ferreiro. Este mismo taller, afiliado probablemente a la cofradía-madre de los Hijos del Maestro Jacques, seguramente hizo también la portada del Paraíso. Posteriormente participaron en la primitiva catedral de Pamplona, donde se lo sitúa hacia 1101. Igualmente se supone que la labra de dos compañeros de Esteban se puede presencia en la portada del Cordero en San Isidoro de León y en Jaca, así como en la puerta del Perdón de San Isidoro de León y en el tímpano de Conques, respectivamente.

En el tímpano de la izquierda se representan las Tentaciones de Jesús en el desierto, y entre otras imágenes se encuentra la de una mujer con un cráneo en las manos, motivo iconológico del que ya hemos hablado aunque hay autores que no ven en ella una alegoría de la adúltera de la tradición popular sino a la Magdalena e incluso a Eva como madre de la Humanidad, interpretaciones que, a mi juicio, no habría que desdeñar.




En el tímpano de la derecha vemos la Epifanía en su zona superior y varias escenas de la Pasión debajo, así como la curación del paralítico.



En los frisos hay una abigarrada imaginería de la que es justo destacar, en la parte superior del eje central las dos mejores tallas, la de Santiago y la de Cristo, así como, en la parte inferior del mismo eje, y en mármol, las figuras de Cristo, Abraham y un joven cornudo.



En los laterales de las puertas sobresalen, a la izquierda, el rey David con una viola representado en una posición intrigante de la que hablaremos en el siguiente artículo, y la de una mujer con un león en su regazo.

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